lunes, 12 de noviembre de 2012

Diego Sierra


Clima




La climatología italiana, si bien tiene carácter mediterráneo, presenta notables variaciones regionales. En primer lugar, por efecto de su considerable extensión en latitud: medias anuales en Milán de 23 °C en julio y -0,6 °C en enero, mientras que en Palermo, dichas medias son de 24 y 13 °C, respectivamente.50 El lugar con más precipitaciones del país es la provincia de Udine, en el nordeste, con 1.530 mm, y por el contrario, el lugar con menores precipitaciones está en el sur de la región de Apulia, en la provincia de Foggia y en la parte sur de Sicilia, con aproximadamente 460 mm.51 Se puede diferenciar el país en tres regiones climáticas: el clima mediterráneo en el sur de Italia, con veranos calurosos superando los 30 °C, los llanos del río Po, donde el invierno es muy frío como en los países del norte y los Alpes, y los Apeninos, con clima frío y precipitaciones fuertes.



Características






El relieve presenta cuatro grandes unidades regionales: al norte, un sector continental dominado por los Alpes; al sur un sector peninsular articulado por los Apeninos; entre ambas está la llanura del Po o Padana; y finalmente las islas volcánicas.44 El sistema alpino extiende por territorio italiano la casi totalidad de su vertiente meridional. En este gran conjunto montañoso destacan las formaciones calcáreas de los Dolomitas (Marmolada, 3.342 m de altura) y en el sector cristalino, algunas de las principales cumbres de todo el sistema alpino como Monte Rosa (4.634 m) o Cervino (4.478 m).45 Algunos pasos de montaña (Mont Cenis, Simplon, Brennero) facilitan la comunicación con las regiones vecinas. La región prealpina presenta largos y profundos valles, con numerosos lagos: Garda (370 km²), Mayor, Como, Iseo. Al sur de los Alpes, entre éstos y los Apeninos, se extiende la llanura del Po (el río más largo del país, con 652 km de longitud), fosa tectónica rellenada por los depósitos sedimentarios aportados por los ríos que descienden de los Apeninos y, sobre todo, de los Alpes (Adigio, 410 km; Piave), y que avenan la llanura que se abre al mar Adriático por el litoral noreste de Italia.

El resto de llanuras italianas, aunque numerosas, son de escasa extensión, y se localizan preferentemente en el litoral tirrénico, y algunas formadas por importantes ríos como el Arno o el Tíber. La cadena de los Apeninos constituye la espina dorsal de la península italiana, y en ella se distinguen tres sectores: los Apeninos septentrionales, los de menor altura y de formas más suaves (monte Cimone, 2.163 m); los Apeninos centrales, también denominados Abruzos, que constituyen el techo de la cadena (Gran Sasso d'Italia, 2.914 m), y presentan modelados de tipo cárstico; y por último, los Apeninos meridionales, que tienen su punto culminante en el monte Pollino (2.271 m).47 En ambas vertientes de la cadena se extienden formaciones de colinas, denominadas Subapeninos o Antiapeninos, destacando las del reborde Oeste, donde se elevan algunos volcanes (Vesubio, monte Amiata, Campos Flégreos).





Roma








Antigua Roma designa a una comunidad agricultural fundada alrededor del siglo VIII a. C. que se expandió desde la ciudad de Roma y creció durante siglos hasta convertirse en un imperio, que en su época de apogeo, llegó a abarcar desde Gran Bretaña al desierto del Sahara y desde la Península Ibérica al Éufrates, provocando un importante florecimiento cultural en cada lugar en el que gobernó. En un principio, tras su fundación (según la tradición en 753 a. C.) Roma fue una monarquía etrusca. Más tarde (509 a. C.) fue una república romana latina, y en 27 a. C. se convirtió en un imperio.






Al período de mayor esplendor se le conoce como Paz romana, debido al relativo estado de armonía que prevaleció en las regiones que estaban bajo el dominio romano. César Augusto cerró las puertas del templo de Jano, que permanecían abiertas en periodos de guerra, cuando creyó haber vencido a cántabros y astures en el año 24 a. C. Se suele aceptar como fecha de inicio de la paz romana el 29 a. C., cuando Augusto declara el fin de las guerras civiles, y su duración hasta la muerte de Marco Aurelio (año 180).

Con el emperador Diocleciano se reorganizó el Imperio, pero tras Constantino I el Grande no volvió a estar unificado puesto que Teodosio I el Grande lo dividió entre sus dos hijos, Arcadio y Flavio Honorio, adjudicándoles a uno el Imperio bizantino —con sede en Constantinopla— y al otro el Imperio romano de Occidente. Las invasiones bárbaras pondrán fin al Imperio Occidental en 476, dando paso a la Edad Media.